Lo que esperamos es lo que recibimos: El poder de nuestras expectativas sobre la conducta de los niños
Las personas hacen más cuando más se espera de ellas. Esta corta pero impactante oración ejemplariza la influencia que nuestras expectativas ejercen sobre la conducta de otros, y en nuestra propia conducta. En palabras aún más simples y directas, si yo espero más de ti, tú me das más. Basada en la imagen que una persona tiene sobre el otro individuo, la creencia, percepción o expectativa de la primera persona puede influir en el rendimiento o ejecución de la segunda persona. Demostrado a través de múltiples estudios psicológicos, en ámbitos académicos esto se conoce como el efecto Pigmalión . El origen del efecto Pigmalión se remonta a la mitología griega, y aunque existen varias versiones, en todas ellas un tema se destaca: El poder de crear algo nuevo y mejor de material crudo o de materia prima. Pero hay un giro en esta historia: nuestras expectativas (positivas o negativas) son la clave. Con el mito de Pigmalión en mente, en 1968, el psicólogo Robert Rosenthal y la director