¿Qué es el desorden oposicionista-desafiante en los niños y cómo puedo saber si mi hijo lo tiene?


Los niños oposicionistas están predispuestos a episodios explosivos de coraje, altercados y desobediencia, conducta que es usualmente dirigida a las figuras de autoridad en su medioambiente, principalmente a sus padres y maestros. De manera similar, un niño típicamente oposicionista puede «descargar» estas conductas explosivas en sus hermanos y compañeros de clase. Es importante notar que aún el más tranquilo de nuestros niños puede ser difícil de manejar en ocasiones. Pero cuando un niño demuestra un patrón persistente de coraje, irritabilidad, argumentación, desafío y sentimientos vengativos hacia sus padres, otras figuras de autoridad y pares (niños de su misma edad), ese niño puede tener lo que se conoce como un desorden oposicionista desafiante, ODD por sus siglas en inglés. De nuevo, son muchas las ocasiones en que a los adultos nos resulta difícil de reconocer la diferencia entre el niño de temperamento fuerte o testarudo (que no cede fácilmente) y un niño con ODD. Es normal que nuestros niños exhiban conductas oposicionistas en diferentes etapas de sus vidas. La clave para entender la diferencia está en su frecuencia: la conducta ODD es un patrón o un molde que le da forma a todo lo que el niño oposicionista hace o dice. O sea, para distinguir al niño oposicionista de otro que no lo es, tenemos que fijarnos en cuan severa es la conducta y cuánto tiempo dura. Para ser diagnosticado con ODD, un niño necesita exhibir problemas de conducta extremos por al menos seis meses.

Las señales del ODD en un niño ya pueden verse desde su etapa preescolar, pero en menor proporción, estas conductas no empiezan a manifestarse hasta los años de su pre adolescencia. En el DSM-5 (Diagnostic and Statistic Manual of Mental Disorders) se identifican las características de un niño con ODD. Para ser diagnosticado con esta condición, el niño debe manifestar este comportamiento (cuatro o más síntomas) por al menos seis meses en sucesión:

  1. Son de un temperamento malhumorado, sintiéndose enojados e irritables frecuentemente. Estos niños «pierden sus estribos» fácilmente y frecuentemente. También son susceptibles y quisquillosos, mortificándose con los demás y sintiéndose resentidos fácilmente.
  2. Exhiben conductas típicamente argumentativas y desafiantes, discutiendo frecuentemente con adultos y figuras de autoridad. Con frecuencia se rehúsan a obedecer lo que el adulto les pide y a las reglas, prefiriendo desafiarlos. Deliberadamente mortifican y crean molestias en las otras personas. Frecuentemente culpan a otras personas por errores propios y por su mala conducta.
  3. Demuestra rencor y frecuentes deseos de venganza. Para que sea significativo, tiene que exhibir este tipo de conducta vengativa al menos dos veces durante el pasado mes.

ODD puede variar en severidad, desde leve a severo, pasando por moderado. En los casos más leves, los síntomas ocurren en solo un escenario, ya sea el hogar, la escuela o con pares. En los casos moderados, algunos síntomas ocurren en al menos dos de los escenarios, y para los casos severos, algunos síntomas ocurren en tres o más escenarios.

Al día de hoy, las causas para el ODD no son del todo conocidas. Factores contribuyentes pueden ser tanto de origen genético (la disposición natural del niño y diferencias neurobiológicas entre los niños) como ambientales (deficiencias en su crianza que pueden incluir supervisión inadecuada o inconsistente; también puede tratarse de una disciplina rigurosa o severa, o de abuso o negligencia por parte de sus cuidadores). En otras palabras, factores biológicos, psicológicos y sociales pueden tener un rol en el desarrollo de este tipo de comportamiento. Un detalle a considerar es que los niños que desde pequeños presentan dificultades en regular sus emociones, en particular, la decepción y la frustración, están en mayor riesgo de desarrollar ODD. Lo cierto es que las conductas oposicionistas-desafiantes en los niños pueden ser más problemáticas y perturbadoras para las personas que reciben la hostilidad del niño que para el niño mismo. Cabe destacar, sin embargo, que los niños oposicionistas con frecuencia tienen problemas de interacción en la escuela y con sus amistades como resultado directo de su conducta.

 

Para leer la segunda parte, Como disciplinar a un niño oposicionista, haz clic en este enlace: IR A LA SEGUNDA PARTE.

 




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RET: La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes

Una guía psicoeducativa para padres y maestros

Sinopsis:

Un informativo viaje dentro del fascinante mundo emocional del niño para entender los pensamientos y sentimientos que, de manera negativa o positiva, influencian su comportamiento. Aplicando los principios RET (pienso — siento — actúo), nuestros niños aprenden a superar los retos de sus situaciones personales difíciles, manejando mejor su mundo emocional.

Descripción larga:

«RET: La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes» de Carmen Y. Reyes es una innovadora guía psicoeducativa para padres, maestros y otros profesionales al servicio de los niños. Por décadas, los maestros y personal auxiliar sirviendo a niños con necesidades especiales han usado intervenciones cognitivas-emotivas para ayudar a niños crónicamente disruptivos, en particular, niños con problemas de coraje recurrente y niños agresivos. Siguiendo un sistema de regulación emocional conocido como «Modelo ABC de las Emociones», los niños estresados aprenden cómo su conducta agitada en el punto C (la consecuencia) no es una reacción a lo que les pasó en el punto A (el antecedente), sino una reacción a lo que ocurrió en el punto B (el punto de sus creencias o beliefs en inglés); o lo que es lo mismo, la conducta alborotada del niño en C es una reacción a B; o sea, una respuesta a su creencia o a lo que el niño está pensando y creyendo sobre lo que le pasó. Más específicamente, los sentimientos de coraje del niño y sus conductas agresivas son consecuencia directa de ambos: (a) sus pensamientos negativos acerca de lo que le pasó y (b) su habla privada o personal negativa (las cosas negativas y pesimistas que el niño se está diciendo a sí mismo). Influenciándose mutuamente, los pensamientos negativos y su habla privada pesimista son creados y repetidos hasta la saciedad en la mente del niño en su punto emocional B, o en el nivel de sus creencias. Central a la filosofía RET está la premisa de que las cosas que nos pasan (los eventos) no son ni buenos ni malos; ni positivos ni negativos. Por lo tanto, los eventos no nos influencian; tampoco determinan nuestra conducta o las cosas que hacemos. Lo que verdaderamente nos influencia a comportarnos como lo hacemos es nuestra percepción e interpretación personal de A (del evento). Por ejemplo, al percibir el evento como «horrible y espantoso; una pesadilla», el niño «le pega una etiqueta negativa» a ese evento (el evento fue «humillante» para el niño), y entonces, el niño reacciona a su etiqueta (humillado y en actitud vengativa), en lugar de responder objetivamente al evento actual. Si pensamos esto más detenidamente, podemos darnos cuenta de que en esta premisa RET existe una poderosa idea: Nuestras emociones, positivas y negativas, no ramifican de nuestro medioambiente o de las cosas que nos pasan, sino de lo que pensamos y creemos acerca de las cosas que nos pasan. Esto conduce directamente a un segundo postulado, quizás más empoderante que el anterior: Todos tenemos un alto grado de control sobre la manera en que nos comportamos y sobre nuestra conducta en general. Si no nos gusta la forma en que nos estamos sintiendo (o comportando) en relación a un evento, todo lo que tenemos que hacer es cambiar la manera en que estamos pensando en relación a ese evento. En esta informativa guía en educación emocional, la autora detalla el procedimiento RET para niños, presentando intervenciones especialmente diseñadas para ayudar a los niños a tomar el mando de sus sentimientos, lo cual, por extensión, los ayuda a asumir sus responsabilidades personales y a reclamar el control sobre su propia conducta. El modelo RET y sus procedimientos son apropiados para manejar niños con problemas de coraje, con déficits en destrezas sociales/pobres interacciones, o simplemente para ayudar a niños con conductas típicas, pero que están batallando contra las preocupaciones y pesares inherentes a su crecimiento mental y emocional.

Tópicos desarrollados en esta guía:

Autocontrol

Autodisciplina

Autoeficacia

Autoestima del niño

Autoimagen del niño

Autonomía y responsabilidad

Pesimismo/Optimismo

Dando apoyo emocional al niño

Niños estresados

Manejo del coraje

Conducta del niño

Emociones del niño  

Inteligencia emocional

Pensamiento y razonamiento crítico

 

6x9/122 págs

En formatos impreso y digital

8.00 Edición Digital/16.00 Edición Impresa (USD)

7.20 Edición Digital/14.40 Edición impresa (Euros)

 

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