Paremos de decirles a los niños que no sientan coraje y empecemos a enseñarles «cómo» sentir coraje
Algunas veces los adultos perdemos de perspectiva lo importante que es cuidar de nuestros niños al nivel emocional, y debido a esto, algunos niños corren el riesgo de quedarse atrás en comparación con otros niños. Por el mero hecho de asegurarnos que un niño tenga lo que necesita físicamente (comida, ropa, educación…) no significa que ese niño tiene lo que necesita emocionalmente. Estas dos áreas (la física y la emocional) no son lo mismo, y no van tomadas de la mano de la manera en que muchos adultos pensamos. Un niño con sus necesidades emocionales insatisfechas puede considerarse un niño que está siendo descuidado a nivel emocional. Sin que lo note, el niño internaliza su dolor emocional y continúa adelante con su vida, haciendo lo mejor que puede con la misma. Los adultos, padres y maestros por igual, debemos asegurarnos de que estamos enseñando a los niños cómo hacerse cargo de sus emociones, y cómo pueden manejarlas apropiadamente. Esto es menos difícil de lo que suena, y beneficiará a nuestros niños por el resto de sus vidas. Aquí hay algunas sugerencias de lo que podemos hacer para enseñar a los niños a negociar sus emociones:
Pedirles que
nos digan cómo se sienten
Preguntarle
al niño que nos revele sus emociones, entonces dejarlo que las exprese. Cuando
tenemos la impresión de que el niño tiene algo en su mente, le preguntamos
sobre eso.
No hacerlos
sentir que están haciendo algo mal por sentirse como se sienten
Al igual que los adultos, los niños no pueden «parar» sus emociones; cuando llegan,
llegan. Solo porque pensemos que el niño está reaccionando a algo de manera
diferente a como nosotros lo haríamos, o como deberían reaccionar, no significa
que estén incorrectos por sentirse como se sienten. El niño es un individuo; en
otras palabras, el niño es diferente y está separado del adulto; algunas veces
los adultos necesitamos recordar eso.
Enseñarlos a reconocer sus emociones
Tenemos que
enseñar a los niños a «ponerle la etiqueta correcta» a cada emoción que sienten. Cuando se siente enojado por
algo, nos aseguramos que el niño entiende que está enojado; pero cuando se siente
maravillado por algo, es igualmente importante que lo reconozca y que se deleite
con su inspiradora emoción. No permitamos que los niños vayan por la vida,
incapaces de expresarse en propiedad.
No «aplastemos» la individualidad del niño
Dejemos que
los niños se expresen, sin «pisarles los talones» hablando por ellos. Si la niña quiere ponerse las hebillitas
de pelo rojas, déjenla. No la forcemos a que se ponga las hebillas verdes solo
porque nos gustan más.
Usemos «palabras emocionales» (vocabulario emocional) cuando
hablamos con los niños
Cuando
sentimos una emoción, expresémosla. Usemos la «etiqueta apropiada» a su emoción para identificar nuestras propias emociones. No
dejemos a los niños adivinando.
Enfaticemos
la importancia del habla privada positiva
Recordemos a
los niños, una y otra vez, la importancia de que nos hablemos a nosotros mismos
de manera positiva, explicando lo que hacemos y cómo lo hacemos usando un habla
personal positiva. Cuando el niño se siente preocupado o estresado, es
importante que se recuerde a sí mismo que, ultimadamente, las cosas
van a estar bien. Es importante que el niño sepa cómo motivarse a sí mismo.
Hablemos con
los niños de sus emociones desagradables
Debemos
estar preparados y dispuestos para hablar con nuestros niños sobre esas
emociones que no nos gustan y que consideramos desagradables, incluso incómodas, para discutir. La tristeza, por ejemplo, «no se siente bien», pero también es inevitable. Ante la
emoción desagradable, el niño necesita sentirse que no está solo.
Permitamos
que los niños se expresen a través del arte y otras actividades similares
Aseguremos
que los niños tienen a su disposición recursos que les facilitan su libre
expresión de sentimientos, ideas y opiniones. Dependiendo del niño, esto puede
ser la música, el arte, el deporte o cualquier otra cosa que resulte de interés
para el niño.
Hablemos con
los niños sobre cómo nosotros manejamos nuestras
emociones, en particular, emociones intensas como el coraje
Es
beneficioso que los niños entiendan que los adultos también tenemos que
trabajar en superar nuestras emociones más intensas o desagradables, y cuan
importante lograr esto es. Los niños tienen que entender que «embotellar» (reprimir) sus emociones no es una
buena idea.
Pasar tiempo
afuera juntos
Los viajes
al exterior son una de las experiencias más relajantes para muchas personas.
Enseñemos a nuestros niños la importancia de estar en contacto con
la naturaleza, en especial, pasando tiempo junto a las personas que más nos
importan.
Seamos el
ejemplo emocional que los niños necesitan, evitando sobre reaccionar y «repartir insultos y golpes a diestra y siniestra»
Los niños
reaccionan acorde con nuestras acciones, y pueden incluso cambiar la manera en
que se comportan en orden de imitar las cosas que hacemos. Cuando los adultos
manejamos nuestras emociones de la manera correcta, los niños fortalecen su
habilidad para hacer lo mismo.
Identificar
las fronteras y establecer límites, pero sin ignorar las necesidades
emocionales del niño
En cuanto a
nuestras emociones intensas se refiere, el límite más importante siempre es: «Piensa antes de actuar». Por el hecho de que algo no les
gusta y se sienten mal, no significa que pueden patear, golpear o decir
groserías. Existen consecuencias para todas las cosas que hacemos.
Asegurarnos
de que se sienten cómodos viniendo a nosotros y hablándonos sobre este tipo de
cosas
Estar
presente en la vida emocional de nuestros hijos, haciéndoles saber que estamos
a su disposición cuando nos necesitan. Los niños necesitan sentirse a salvo y
seguros con sus cuidadores, y la mejor manera de demostrarles esto es
escuchándolos sin juzgarlos cuando nos revelan sus asuntos importantes.
Usemos los
programas de televisión, libros y otros recursos que les gustan para hablarles
sobre las emociones
Podemos enseñar a los niños a relacionarse mejor con otros, preguntándoles
sobre las cosas que ven en la televisión o en libros. La empatía (ser capaz de
ponerse en la situación emocional de otra persona), por ejemplo, puede
promoverse preguntándoles sobre ese personaje que se siente triste: ¿Por qué ese personaje se siente así?, ¿Cómo la tristeza del personaje los hace
sentir? y ¿Qué tú harías/le dirías al personaje para
ayudarlo a sentirse mejor? son asuntos que podemos discutir. Estén abiertos a
discutir distintas emociones, las más que se puedan, mejor.
Traducido y adaptado de: Stop Teaching Children To Never Be Angry ―
Teach Them How To Be
Angry (awareness act.com). Este es un resumen parcial del artículo original. Para leer el artículo
completo, hagan clic en el enlace: IR A LA FUENTE.
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Educación
> Autoayuda > Disciplina > Emociones del niño
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RET:
La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes
Una
guía psicoeducativa para padres y maestros
Un
informativo viaje dentro del fascinante mundo emocional del niño para entender los
pensamientos y sentimientos que, de manera negativa o positiva, influencian su
comportamiento. Aplicando los principios RET (pienso — siento — actúo), nuestros niños aprenden a superar los retos
de sus situaciones personales difíciles, manejando mejor su mundo emocional.
Tópicos
desarrollados en esta guía:
Autocontrol
Autodisciplina
Autoeficacia
Autoestima
del niño
Autoimagen
del niño
Autonomía
y responsabilidad
Pesimismo/Optimismo
Dando
apoyo emocional al niño
Niños
estresados
Manejo
del coraje
Modificación
de conducta
Educación
emocional
Pensamiento
y razonamiento crítico
6x9/122
págs.
En
formatos impreso y digital
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